HUMANOAGONÍA Y OTROS POEMAS

Autor: Daniel Ramos Autó

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HUMANOAGONÍA

Arden los cielos a tu paso, Paloma sombría,
carroña de póstuma ceniza
adherida amarga a la lengua

Tus labios son mortaja,
cadáver de palabras
perfumadas con veneno-saliva

Lejana de raíz invocas bruja
mi encierro en lo desconocido,
mi cautiverio en tu evanescencia,
con tus arroyos mortecinos
inundando los desvanes de la noche

Cuajan las sombras en la estalactita,
cristalizada en la humanoagonía
protagónica,
agónica,
anónima,
en la que me autodevoro

El largo ataúd de tus silencios
es oblicua senda,
irreversible hemorragia
de naufragios por-venir

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2. LO QUE QUEDA DE NOSOTROS

Convocado a tus aguas turbulentas
clavo las uñas en el aire almidonado.
Lo que queda de nosotros
es un poso agónico de hervores amputados,
antífonas de verdes charcos
donde hace su check in el estupor del transeúnte.

Si las praderas se estremecen
el viento duda enmudecido
por el hermetismo que destilan
las auroras cabalgando nocturnas.

Camino con un invierno a cuestas, sí,
porque un invierno es lo que queda de nosotros
aunque uno anide,
por anidar en algún lugar,
en la premonitoria abstracción
de formas sin perímetro,
en el ostracismo de inciertas
trayectorias curvilíneas

Claudica el paso recio del reptil
enredado en la tristeza.
Se encrudecen las cunetas,
los cuerpos, las bocas-prostíbulo,
la voz de las cosas que ya no tienen voz,
el sediento vacío que hace poso en las tabernas,
aunque uno habite,
por habitar en algún lugar,
en la esencialidad de los espejos,
en la ingravidez de una palabra
gestada en un vientre degradado,
brasero de noches inflamadas
que pueblan por entero
lo que queda de nosotros