Voy invisible cogido de tu mano, Ausencia
viviendo este amor extraño sin su cáscara
Mis latidos se van contigo a ese vasto desierto
de ingrávidas arenas al que todos volvemos algún día
Uno aprende a ser rebelde,
entre las cosas y los seres
Uno aprende a gritar,
a izar banderas rotas
Uno aprende a matar,
a matarse por amor
Uno a prende a derramar la miel sobre el tablero,
a echar de más, a salir intacto del averno
Uno aprende a desatar cabos,
a abrirse paso entre una multitud de espantapájaros
a no pertenecerse,
entre oleadas de orgasmos violentos.
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