Anida la noche en la ventana
que dejas abierta al olvido
¡Cuánta inmisericordia contiene
esta espera sin flores!
¡Cuánto desamparo existe
en esta esperanza de lechuzas sin rama!
A menudo perversa me dices:
¡Alza el vuelo! ¡Acaricia el horizonte!
Mas tú sabes de sobra que mi cielo
es el abismo sin su sombra,
el infierno sin su ropa
y el horizonte ¡Ay el horizonte!
El horizonte es una presa huidiza
que termina donde comienza
tu saliva sin tiempo,
¡Alza el vuelo! - me dices
Mas tú sabes que quemé mis alas
en regazos malditos despoblados de ternura
Gritas...
¡Sálvate! ¡Sálvate!
Mas ¿qué podría ya salvarme
si con la tiniebla en los tobillos
ya partí rumbo al vientre de la noche?
¿qué podría ya salvarme
si ardió el último silencio
que quedaba enredado en los zarzales?
Es en tu lecho donde termina la vida
Es en tu lecho donde se derrama
la última gota de oscuridad
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